Con tan sólo depositar las que le quedan al final del día en un lugar seguro ya está ahorrando. Métodos más avanzados podrían llevarlo a ahorrar más de $1 millón.
¿Se ha preguntado cuánto suman las monedas que tiene en los bolsillos, en la maleta, debajo del cojín o las que están regadas por toda la casa? Es probable que varios miles de pesos, por lo que ahora pregúntese cuánto puede ahorrar si tan sólo deposita las monedas en un lugar seguro, y del que esté blindado de las tentaciones, así es: una alcancía.
Es tal vez el hábito financiero más antiguo del mundo, y puede ser implementada a cualquier edad y etapa profesional. Para todos es útil. Pero debido a que son unidades de poca denominación, muchas veces es subestimado e incluso visto como un método informal y poco práctico de ahorro.
Es por esto que le mostramos diferentes métodos de ahorro con monedas que muestran que con disciplina, orden y constancia estas piezas metálicas tienen el poder suficiente para producir importantes cantidades de ahorro, incluso podría ser suficiente para financiar sus próximas vacaciones.
Los residuos
Esta puede ser la técnica de ahorro más simple y menos dolorosa, pues sólo requiere 5 segundos al día: cada noche, cuando regrese a casa, deposite en la alcancía las monedas que le quedaron durante los gastos diarios. Ya sean $500 que le devolvieron por ese café que se tomó en una cafetería o $2.000 en monedas de $200 que le devolvieron cuando cargó su tarjeta de transporte (algo que suele enojar a las personas, pero podría ser de utilidad). En esta técnica no hay cantidades pequeñas.
Por medio de este método no debería tener problemas para ahorrar $1.000 diarios en promedio (hay días que ahorra menos y otros más), con lo cual al cabo de un año se convertirán en dinero suficiente para financiar un tiquete ida y vuelta a un destino del Caribe (si reserva desde ya los tiquetes a Cartagena para diciembre le saldría por menos de $250.000).
Potenciando los residuos
A medida que va depositando los residuos en su alcancía va a ir teniendo una significativa parte de monedas de $50, $100 y $200. En vez de ser algo molesto, puede ser una oportunidad, pues se potencializan esos ahorros fijando una meta diaria: cada mañana tome una o dos de esas monedas para sus gastos diarios comprometiéndose a que esa misma noche va a depositar una moneda de $500 o de $1.000 para compensar lo que sacó.
Se trata de una táctica de ahorro complementario, que mediante disciplina y constancia puede hasta triplicar lo generado por el método de los residuos: suponiendo que tiene una caja con $3.000 en monedas de denominaciones bajas ($50, 100 y $200), en el peor de los casos (tomando de a $200 y poniendo de a $500) podrá elevar esos ahorros en $4.500 (de $3.000 a $7.500).
Las tres alcancías
Este método tiene dos grandes atributos: una meta clara y una contabilidad ordenada y funcional (para que sea más fácil cambiarlas en el banco). La meta es ahorrar $5.500 cada día, que le permitirá ahorrar $1 millón en tan sólo seis meses. Para lograrlo es necesario tener un sistema de tres alcancías, una para las monedas de $1.000, otra para las de $500 y una para las de pequeñas denominaciones ($50, $100 y $200).
Lo ideal es que cada día se deposite en sus respectivas alcancías una moneda de $1.000, una de $500 y otros $1.000 en pequeñas denominaciones. Es un método muy intuitivo, cuyo principal beneficio se verá en seis meses cuando se cumpla la meta y cuando se tenga que cambiar las monedas por dinero más fácil de manejar.
¿Cómo cambiar los ahorros?
Entre más ordenado sea durante el proceso de ahorro menos sufrirá cuando tenga que cambiar las monedas: $1 millón en monedas pesará varios kilos. Todos los bancos prestan el servicio de cambio de monedas por billetes de alta denominación, o incluso puede pedir que le consignen a la cuenta de ahorros.
Sin embargo, debe seguir estas recomendaciones para hacer menos tortuoso el cambio de monedas: primero, antes de salir para el banco, debe separar en bolsas las diferentes denominaciones, y entre diferentes modelos: es decir, una bolsa para las monedas de $500 viejas, otra bolsa para las monedas de $500 nuevas, para las de $100 nuevas, etc.
Segundo, una vez separados los ahorros debe contar cuánto hay en cada bolsa y cuánto suma el ahorro total. El tercer paso es dirigirse al banco, pero hay que procurar ir temprano, apenas abran la sucursal, pues los asesores tardarán un tiempo para contar todo el dinero. Y el último paso es sólo disfrutar los ahorros por los que tanto se esforzó, monedas que fue sumando cada día y que tal vez le pagaron sus vacaciones.
Hay otra opción para los que viven en Bogotá: hay una empresa que se llama SmartCoin, que tiene un servicio de cambio de monedas, en el cual se vacían directamente las monedas en una máquina que se encarga de contarlas. Aunque es más rápido, hay que pagar una comisión.
Fuente: El Espectador